La esencia o propósito fundamental del control frente a una organización, es preservar la existencia de cualquier organización y apoyar su desarrollo; su objetivo es contribuir con los resultados esperados.
El control se fundamenta en las políticas aprobadas por los niveles de dirección de la empresa, mediante la elaboración y aplicación de técnicas de dirección, verificación y evaluación de regulaciones administrativas, de manuales de funciones y procedimientos, de sistemas de información y programas de selección, inducción y capacitación de personal.
El control interno como sistema es una actitud, un compromiso de todas y cada una de las personas de la organización, desde la gerencia, hasta el nivel de la organización más bajo.
Una organización se puede sentir satisfecha con su sistema de control interno, en la medida en que este instrumento permita alcanzar sus metas y objetivos, de manera eficaz y eficiente, de acuerdo con las normas y evitar sobresaltos inesperados y sorpresivos sobre la marcha.
La responsabilidad del sistema de control interno es gerencia, para que rinda verdaderos frutos debe ajustarse a las necesidades y requerimientos de cada organización. La responsabilidad por las actuaciones recae en el gerente y sus funcionarios delegados, por lo cual es necesario establecer un sistema de control interno que les permita tener una seguridad razonable de que sus actuaciones administrativas se ajustan en todo a las normas legales y estatutarias aplicables a la organización.
Si bien el sistema de control interno no es garantía absoluta para el logro de los objetivos, SI provee de una garantía razonable, un adecuado sistema de control interno podrá alertar oportunamente y reportar sobre el bajo rendimiento de una gestión.
La finalidad de controlar es tener planes de trabajo definidos con metas precisas y claridad sobre sus tareas criticas y prioritarias.
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